* Nota de la autora de este blog: "La estimulación Temprana logra que los niños aprendan antes", esto significa que los niños estimulados aprenden con más rapidez y facilidad que el resto de sus compañeros.
Los niños estimulados se concentran más y tienen menos dificultades para aprender. Aseguran que estas técnicas ayudan a concentrarse más y a llorar menos a los bebés.
Ejercicios, juegos, masajes, música o imágenes (BITS DE INTELIGENCIA). Si quiere sacar todo el potencial de su hijo y que su capacidad intelectual aumente debe estimularle ya desde bebé, la estimulación temprana a través de los cinco sentidos logra que los niños aprendan antes.
Nuevos estudios apoyan la eficacia de las técnicas de aprendizaje precoz. Los menores motivados son más curiosos, menos llorones, más tranquilos, con más habilidades para aprender y, a la larga, tienen menos fracaso escolar.
Es a mediados del siglo pasado cuando irrumpe el concepto de estimulación temprana con el fin de facilitar el desarrollo máximo del potencial de niños con alguna discapacidad psíquica o física.
Distintos estudios constataron entonces que los menores con deficiencias detectables o evidentes desde el momento del nacimiento; con algún factor de riesgo de desarrollar ciertas minusvalías, como los prematuros o los que han sufrido un parto complicado o aquéllos que proceden de ambientes con carencias sociales, familiares o económicas, lograban mejorar su desarrollo y evolucionar de una forma más favorable si se les proporcionaban los estímulos adecuados.
Es más, se pudo comprobar que ciertos pequeños que habían perdido el funcionamiento de algunas áreas cerebrales y que eran sometidos a distintas técnicas de estimulación a lo largo del tiempo recuperaban parte de sus funciones cognitivas.
De hecho, la estimulación temprana, mediante juegos adecuados a cada edad, masajes, ejercicios corporales, entre otras técnicas, favorece el desarrollo y armonización simultánea de los hemisferios cerebrales, el córtex izquierdo responsable de las funciones cognitivas y analíticas (como el lenguaje y las matemáticas) y el derecho, involucrado en la imaginación, el desarrollo artístico y musical, lo que fomenta el desarrollo de la inteligencia.
Pero también ayuda a que los niños se concentren más, aprendan mejor, lloren menos y tengan más inquietudes e imaginación.
La investigación pudo llevarse a cabo gracias a la participación de 12 menores de entre cuatro y seis años. La mitad recibió un año de clases y la otra mitad no. Los autores sometieron a todos los participantes a una prueba de imagen llamada magnetoencefalografía (MEG).
Así, pudieron comprobar que el hemisferio izquierdo de los niños que tocaban el violín estaba más desarrollado en comparación con el de los que no recibían clases. El propio autor del estudio ha señalado: «Es muy interesante comprobar también que los pequeños que tocan, al año, mejoran su retentiva y sus habilidades no musicales, como las matemáticas, el conocimiento espacial o la memoria verbal».
No es la primera vez que se comprueban los efectos beneficiosos de los sonidos musicales. Casi todo el mundo ha oído hablar del llamado "efecto Mozart". Este "efecto" implica el aumento de la energía cerebral, el rendimiento intelectual y de la habilidad para visualizar e imaginar formas espaciales que se produce cuando se escuchan las melodías del compositor austriaco.
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